Invasión en Valencia
Unos 40 000 aficionados blancos y azulgrana tiñen las calles de la ciudad y se hacen notar a base de gritos y cánticos durante todo el día de la final
Los dos mejores equipos de España y eternos rivales, Real Madrid y FC Barcelona, buscaban levantar la Copa del Rey en una final de altos vuelos. Suponía el segundo enfrentamiento en 18 días, después del de Liga (1-1) y antes de las semifinales de la Champions League. Los blancos, con ánimo de venganza tras la manita encajada en noviembre, se impusieron por 1-0 gracias a un gol de Cristiano Ronaldo en la prórroga. Valencia se convirtió en la capital del fútbol nacional cuya organización fue perfecta.
Movilización
Llegó el ansiado día de la final. Con él se puso en marcha todo un dispositivo de transportes y tuvo lugar una gran movilización hacia la capital valenciana. Después de las tablas en el Clásico de Liga, que parece haber sentenciado la competición a falta de seis jornadas (8 puntos separan a Barça y Madrid), llegaban 90 minutos con un título en juego. La gran rivalidad que existe entre blancos y azulgrana aumentaba la morbosidad necesaria para que enormes legiones de aficionados viajaran a Valencia a dar apoyo a sus equipos. Principalmente desde Madrid y Barcelona, pero también desde el resto de España, los seguidores se reunieron en Valencia para presenciar lo que esperaban que fuera un partido para recordar.
Unos 40 000 aficionados entre los dos bandos desembarcaron en Valencia en todo tipo de transportes; el autocar fue de los más usados y en los puntos de estacionamiento de cada equipo, especialmente habilitados, se observó una gran cantidad de vehículos procedentes de todo el país. Peñas, grupos reunidos a través de las redes sociales e incluso aficionados sin entrada usaron este medio para desplazarse a la ciudad. Pero también hubo seguidores que optaron por el tren y el vehículo privado; de hecho, Renfe reforzó sus líneas para posibilitar el desplazamiento de la multitud y evitar las aglomeraciones en carretera. El dispositivo especial contaba con 20.500 plazas para llegar a la capital del Turia, 12.000 desde Madrid y 8.500 desde Barcelona. La empresa desplegó toda su capacidad de transporte con trenes especiales por la vía convencional con la intención de liberar, de este modo, miles de coches en carretera en fechas de desplazamientos masivos. Además, seis trenes AVE circularon en doble composición desde Puerta de Atocha.
Un total de 5 000 plazas extras en cinco trenes chárter (2 800 desde Madrid y 2 200 desde Barcelona) se habilitaron para dicha causa, según informó la coordinadora de peñas barcelonistas de Valencia y Marina Alta. Para la vuelta, los trenes retrasaron una hora su partida a causa de la prórroga y a partir de la 1:45 los aficionados pudieron iniciar el regreso a ambas ciudades. En vehículo privado también se registraron numerosos desplazamientos; desde Navarra, La Rioja, Andalucía, Cataluña, el País Vasco y demás comunidades. La gran cita deportiva movilizó a todo el país.
Gran ambiente
Semejante movilización tuvo sus consecuencias y las calles de Valencia se inundaron con los colores de las dos aficiones. En la zona norte de la ciudad, al lado de la Universidad Politécnica, se encontraba la “fan zone” para los aficionados del FC Barcelona, mientras que la del Real Madrid fue ubicada en la zona oeste, el antiguo cauce del río Turia. Como si de dos cuarteles generales se tratara, toda la parte norte de Valencia fue ocupada por los culés, mientras que en el oeste el color blanco abundaba. El punto medio, prácticamente el único en el que se mezclaron, fue el estadio de Mestalla y sus alrededores. En ambos lados se podían escuchar los cánticos típicos a favor de un equipo y en contra del rival, la afición que estaba preparada para la gran cita. Además, tanto culés como merengues enarbolaron sus banderas y lucieron sus colores; banderas de España y del Real Madrid ondeaban en la zona oeste mientras que las “senyeres”, “estelades” y banderas del Barcelona lo hacían por el norte.
Las calles fueron tomadas por las dos aficiones y a penas se distinguían ciudadanos locales. Se respiraba un ambiente de gran acontecimiento deportivo, de Clásico, de Final de Copa del Rey. Otro de los aspectos a destacar, sobre todo en los alrededores de Mestalla (bares, calles, etc.) es el hecho de ver banderas y colores de uno y otro equipo entremezclados. Las llamadas “parejas mixtas” (novio del Barça y novia del Madrid y viceversa), amigos rivales… pero también aficionados de equipos distintos intercambiando opiniones apoyados en la barra de un bar, o tomando el fresco en una terraza acompañados por unas copas, contribuían a crear un gran ambiente de rivalidad sana. Y es que a pesar del gran “odio” que existe entre estos equipos, la buena noticia del día fue sin duda la escasez de incidentes que se tuvieron que lamentar.
Seguridad
Se había acordado que las dos aficiones quedarían ubicadas en zonas próximas al estadio de Mestalla y que estarían separadas. Desde ambas “fan zones”, el recorrido a pie hasta el campo de fútbol era de unos quince minutos. De esta manera, se pretendía fomentar el buen ambiente en cada una de las zonas y evitar los posibles enfrentamientos entre aficiones. Y se consiguió; gracias a la organización del ayuntamiento de Valencia y al esfuerzo de las policías local y nacional, el día será recordado por la fiesta del fútbol y no por algún altercado.
En lo referente a la organización, el dispositivo policial contó con 600 agentes de la policía local de Valencia desde primera hora de la mañana. Estos fueron situados en puntos estratégicos de la cuidad con el fin de coordinar las tareas de información y regulación de tráfico. Las entradas a la ciudad, tanto por la A-3 y la V-21(A-7) estuvieron permanentemente reforzadas para que los aficionados que llegaban tanto en turismos como en autobuses, se ubicaran en las zonas seleccionadas cerca del estadio de Mestalla. Los vehículos procedentes de Madrid se posicionaron en el Paseo de la Alameda, desde el Llano del Real, hasta la Plaza de Zaragoza. En cambio. Los vehículos que llegaban de la ciudad Condal estacionaron en la Ronda Norte, desde la V-21 (A-7), hasta la primera rotonda Camino de Farinós, además de la zona de Avenida de los Naranjos.
Los Agentes de la Policía Local permanecieron en estos lugares para dar cobertura y cubrir los itinerarios de entrada y salida de la ciudad de los turismos y autobuses para facilitar su acceso. La estación de tren, Joaquín Sorolla también contó con la presencia de policías en vista de la cantidad de aficionados que se esperaban. Como suele ocurrir cuando hay partido en Mestalla, la Avenida de Suecia y las calles adyacentes sufrieron cortes y desvíos de tráfico para regular el paso de aficionados y aumentar la seguridad. Por último, se dio prioridad a los vehículos públicos y Taxi, procedentes de estaciones, así como de la Avenida Cataluña, en el centro de la ciudad. Cierto es que hubo siete detenidos, todos ellos antes del partido, por discusiones o pequeños enfrentamientos con la policía. Tras el partido también se registraron algunos focos de tensión en ciertos locales de ocio y bares, pero fueron rápidamente sofocados gracias a la acción policial. De hecho, enfrente de cada local abarrotado había un grupo de antidisturbios preparados para intervenir en caso necesario. Y cuando lo fue, las intervenciones fueron exitosas y no hubo que lamentar ningún herido o desperfecto grave.
De primera mano
Dando una vuelta por la archiconocida calle valenciana de Blasco Ibáñez, nos damos cuenta del motivo de su elección como sede de esta final de la Copa de Su Majestad El Rey. Obviando Barcelona y Madrid, ciudades representadas en la final a través de sus equipos, Valencia es la tercera ciudad en discordia con capacidad para albergar dicho evento. Es una ciudad que respira fútbol por los cuatro costados, con un sinfín de aficionados a este deporte. Acostumbrada a vivir noches mágicas con el Valencia CF, como las finales de la Champions League, o inolvidables, como los distintos ascensos protagonizados por el Levante, el segundo equipo de la metrópoli, la capital valenciana cuenta con dos estadios de primer nivel nacional: el Ciutat de València, y Mestalla, en especial éste último, tercer estadio más grande de España tras el Camp Nou y el Santiago Bernabéu. Durante la estancia en la capital del Túria, no hay un solo momento en el que dejemos de respirar ese olor que impregna las típicas ciudades futboleras. Al girar por una callejuela pequeña, anexa a la avenida Blasco Ibáñez, nos encontramos una pequeña tienda cuyo nombre es “Futbolitis”. En ella, se encuentran camisetas tan extravagantes como la segunda equipación de Andoni Zubizarreta, según su etiqueta, del año 1994/95, su primera temporada en el equipo “ché”. Compartiendo escaparate con esta camiseta, se encuentran las bufandas de ambos equipos finalistas. Por un lado, se aprecia la editada por Marca con el nombre de “PodeMOUs” y la consiguiente “PEParados” del Sport.
Tras esta parada, buscamos una cafetería dónde poder desayunar, a la vez que nos mezclamos con el público de ambos bandos. Mientras pedimos cuatro cafés, preguntamos a la multitud cómo vive este partido. Un aficionado, vestido con los colores blaugrana nos lo califica de: “Es el partido del siglo, a ver si cerramos la boca de Mourinho, de una vez por todas”. Estas palabras originan en el establecimiento un cuchicheo que cada vez va en aumento. Sin originar ningún tipo de altercado, se nota, a medida que se acerca el partido, que la tensión va en aumento. Se seguía demostrando que el fútbol mueve masas.
Despieces
1. En un evento de estas características no hay que dejar de lado la acción solidaria. El F.C Barcelona, que se caracteriza por acciones de este tipo, se puso de acuerdo con la Cruz Roja para facilitar el traslado de un grupo de sus socios con discapacidad y movilidad reducida. Este es un capítulo de el proyecto “T’acompanyem” que han impulsado ambas entidades. Cuatro vehículos de la Cruz Roja salieron de diversas localidades catalanes hasta el Camp Nou, desde donde partieron hacia Valencia. Un equipo de nueve personas ayudaron en el traslado de este grupo de socios en su recorrido hacia Mestalla.
2. La policía local de Valencia informó sobre su intención de estrechar la vigilancia en los alrededores de Mestalla para controlar la reventa de entradas. Sin embargo, cualquier persona que se paseara por esa zona podía adquirir una sin problemas; al menos sin tener en cuenta el tema económico, porque el precio rondaba los 500 euros. Si bien es cierto que había presencia policial de forma permanente pero, en el momento en que los agentes se distraían, los vendedores aprovechaban la ocasión. No se ha llegado a saber si se han conseguido vender entradas, pero no consta ninguna detención a causa de ello.
Fuentes
RENFE
Policía Local de Valencia
Policía Nacional
Asociación de Peñas del F.C Barcelona
Ayuntamiento de Valencia
Valencia C.F
Cruz Roja
Real Madrid C.F
Adrián Ortiz, David Pujol y Javier Villar.